Cada junio, en la región de Cusco, Perú, cuatro comunidades quechuas se reúnen para renovar el puente Q’eswachaka, un impresionante vestigio inca que atraviesa el río Apurímac. Esta reconstrucción, que dura cuatro días, utiliza técnicas ancestrales y fibras de ichu, una paja trenzada que asegura la resistencia del puente, siguiendo métodos transmitidos a lo largo de generaciones. La reconstrucción culmina con una celebración de música y danza, reflejando el compromiso de las comunidades con la preservación cultural y el trabajo comunitario. Reconocido como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO en 2013, el Q’eswachaka simboliza una conexión viva con la historia inca y la importancia de la cooperación local.

