Su mamá falleció en el parto. Su papá lo abandonó por su discapacidad.
Su abuelita fue la que vio por él, y lo llevo a muchas escuelas, pero ninguna lo aceptaba.
Solo una institución de monjas lo recibió, donde Sor Chiva (una monja que le apodaban así por que era muy aficionada de las Chivas), lo llevó a la piscina y el resto es historia.
Hoy Arnulfo Castorena levantó una medalla de oro para México en natación, y se convirtió en 4 veces campeón paralímpico, un orgullo mexicano.
