La Torre Latinoamericana, construida entre 1948 y 1956, se destaca no solo por su altura, sino por su increíble resistencia a los sismos que han sacudido la Ciudad de México. Diseñada por el arquitecto Augusto H. Álvarez, su éxito estructural se debe en gran medida al ingeniero civil Leonardo Zeevaert, un experto en mecánica de suelos que, a la edad de 34 años, creó un sistema de cimentación pionero. Este diseño innovador, adaptado a las complejas condiciones del subsuelo de la ciudad y a su alta actividad sísmica, fue un referente a nivel mundial, permitiendo la construcción de rascacielos en zonas sísmicas en otros países. La Torre Latinoamericana, el primer rascacielos del mundo diseñado específicamente para resistir fuerzas horizontales, ha superado sin daños significativos sismos devastadores, incluyendo los de 1957, 1962 y el catastrófico terremoto de 1985. El legado de Zeevaert, quien falleció en 2010 a los 95 años, perdura en la estabilidad de este emblemático edificio, testigo silencioso de la capacidad de la ingeniería para enfrentar la furia de la naturaleza.

